domingo, 20 de junio de 2010

EL APOYO DEL ENTORNO


El apoyo mutuo o ayuda mutua es un término que describe la cooperación, reciprocidad, intercambio recíproco y voluntario de recursos, habilidades y servicios por un beneficio mutuo entre ambas partes.

Cuando nacemos, lo habitual es que el apoyo lo encontremos en mi familia: mis padres, abuelos, tíos... sobre todo en la madre.

Cuando crecemos el entorno sigue haciendo su trabajo y la familia, sobre todo los padres, se encargan de educarnos, de transmitirnos sus experiencias y creencias, a veces en forma de consejos, otras en forma de castigo y otras muchas en forma de mandatos.
A la vez, vamos construyendo nuestro grupo de amigos-as que colaboran en contrastar este apoyo-educación que vamos recibiendo de la familia, aportándonos diferentes puntos de vista. Observamos que su entorno familiar es tan distinto al mío... o tan parecido...

Y así, poco a poco, cuando llegamos a la adolescencia, este apoyo se puede haber desplazado, en parte, fuera del entorno familiar y encontrarse en el grupo de amigos y amigas, en profesores...

Cuando somos adultos el apoyo principal puede ser mi pareja, mi familia, mi trabajo, mi entorno social, mis amigos....
Y aquí puedo empezar la cadena de nuevo, teniendo hijos, sobrinos... de los cuales yo soy su apoyo. Y así entre el apoyo que recibo y el apoyo que yo ofrezco, vamos construyendo la vida, madurando y haciéndonos mayores.

Un día, me doy cuenta de que mi familia ya no es lo que era. Mis padres pueden haber desparecido, o mis hermanos tienen su apoyo en otra familia, mis hijos también. Puede que ya no tenga pareja o nunca la haya tenido, y que esté solo o sola.

Y pienso que siempre me queda la opción del auto-apoyo, que suele ser un recuerdo evocado de un apoyo recibido del entorno, que me las tengo que apañar yo, que no puedo contar con nadie, que sólo me tengo a mí...

Pero lo que nos hace sentir vivos es el apoyo real. Durante toda la vida hemos estado construyendo una familia afectiva, que unas veces pueden coincidir con la familia de origen, otras veces tengo las dos, y otras sólo una.
Esta familia afectiva suele estar formada por amigos, vecinos, la dependienta de la panadería a la que voy todos los días y que me conoce tanto o más que mi familia, a la persona que pasea un perro y que me saluda todos los días, a la que me vende el periódico que me guarda todos los domingos, al del bar de la esquina, que sabe cómo me gusta el café y no tengo que explicarle cada vez mis manías...
Esa familia que cada día va permitiendo que yo esté abierto o abierta como una flor, que pueda disfrutar del sol, del aire, de la lluvia, y que me permite apoyarme en ella, cada instante de mi vida, y que por la cual, mi vida está plena y vale la pena vivirla.
Gracias a esta familia de la cual yo recibo apoyo y a la cual colaboro en un beneficio mutuo.
Un bonito juego en el que todos ganamos.