
A veces la muerte llega sin esperarla,
como un tornado .
Destruye lo construido y se lleva lo más querido.
Luego, ya nada es igual.
La vida sigue, el sol se pone y al día siguiente
vuelve a salir con la misma intensidad,
a la misma hora.
Los pájaros cantan su salida y
yo me siento perdida, sin rumbo.
Ese silencio que queda tras su partida,
lo contiene todo.
La gente, los amigos, la familia,
hablan en susurros.
No quieren sentir el escalofrío
que produce el eco del silencio de la muerte.
