miércoles, 15 de abril de 2009

LA SENSUALIDAD



Cuando hablamos de "Sensualidad" se suele relacionar con la mujer, con lo femenino.
Al hacer esta relación, automáticamente estamos provocando una exclusión: El hombre no puede o no debe ser sensual, pues eso pertenece únicamente al ámbito femenino.
Y claro, con esta negación de la sensualidad en los hombres estamos dando por supuesto que éstos no pueden sentir. De las tres acepciones que recoge el Diccionario de la RAE de la palabra SENSUAL sólo le damos importancia a la tercera: 1.Perteneciente o relativo a las sensaciones de los sentidos.
2.Se dice de los gustos y deleites de los sentidos, de las cosas que los incitan o satisfacen y de las personas aficionadas a ellos.
3.Perteneciente o relativo al deseo sexual.

La Sensualidad en el mismo diccionario nos remite al significado: Propensión excesiva a los placeres de los sentidos.
Me suena a prohibición encubierta: No está bien pasarse, hay que ser recatado-a y no disfrutar en exceso.
¿Dónde estará el límite del disfrute y quién lo pone?
¿Será el mismo para los hombres que para las mujeres?
¿Será cierto que las mujeres sentimos más que los hombres, que somos más sensuales?
¿Es que sólo las mujeres tenemos aficiones sobre los gustos y sentidos?

Parece que lo que vamos aprendiendo desde que nacemos está reñido con lo innato. Y en este caso que nos ocupa, la sensualidad es una facultad innata que sólo está permitida que la aprendan y la expresen las mujeres. Los hombres que la experimentan corren el peligro de ser etiquetados con unos adjetivos calificativos despectivos.
Y ¡atención!, que no se pasen las mujeres en su expresión y en la vivencia de esta sensualidad porque en ese caso les esperan otros tantos adjetivos calificativos que pueden ser aún más despectivos que los de los hombres.

Ojalá pronto nos rebelemos contra ese prohibición cultural sobreentendida y salgamos a la calle, y en nuestras casas, y en todos los sitios y protestemos y mostremos cuánto placer podemos llegar a sentir los hombres y las mujeres, cuánto placer podemos transmitir y cuánto podemos disfrutar con los sentidos. Que los hombres nos lo muestren, y nosotras los apoyemos, reconociendo su esfuerzo y su valor.

Quizás en ese momento la igualdad entre el hombre y la mujer sea una realidad, y no sea sólo una reivindicación social.

1 comentario:

  1. Genial¡¡¡
    Espero que haya muchas entradas más.
    Me gusta leerte
    Un abrazo
    E.

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